Hoy cumplo sesenta y cinco años.
Anoche he estado leyendo hasta tarde , muy tarde.
Siempre he admirado a José Luis Sampedro y hace unos días comencé a leer "La sonrisa etrusca".
Bruno, un antiguo pastor y partisano del Sur de Italia, de Calabria, cuenta sus reflexiones y las vivencias que le afloran cuando conoce a Brunettino, su pequeño nieto milanés de poco más de un año , hijo de su hijo menor , Renato.
La forma de ver y tratar a Brunettino hace que afloren tanto en el abuelo , bruto , bestia , con una forma de pensar y actuar no acorde con los tiempos y el lugar en que ahora debe vivir , Milán, como en su hijo , una serie de recuerdos y sentimientos adormecidos y que hacen al abuelo referirse a los tres como "la raíz, el tronco y el fruto" de un mismo árbol.
La relación entre Bruno y Brunettino es un aliento vital para los dos.
Hace algunos años, de una forma indeseada y tremendamente dura, mi vida cambió radicalmente. A medida que iba pasando el tiempo aparecían nuevos elementos que la endurecían aún más.
De una manera inesperada ahora me encuentro yo , del sur , de Andalucía sin conocer a mi nieto Néstor , aragonés , de Zaragoza. No existe un "Renato" que sirva, por ahora, de enlace entre Néstor y yo.
No he dormido bien. Más bien debo decir que no he dormido.
Pero no tengo sensación de tristeza o de nostalgia. Tengo ilusión y esperanza.
Quizás alguna vez mi hijo José María lea "La sonrisa etrusca" cambie de parecer y permita que Néstor y yo nos conozcamos y disfrutemos el uno del otro.
Úbeda 16 de mayo de 2021